Atardecer el cielo
empieza a arder y escucha el viento una queja, un lamento,
de una flor en las praderas,
que aún no ha roto sus cadenas.
Ser una recopilación de fotografías, de desvelos, de
recuerdos, de eternidades, de llantos y amores, de canciones. Mi alma abandonó
mi cuerpo e hizo un amasijo de sentires convertido en tormenta.